TARA
Tara es una hermosa mujer americana de 35 años de edad, morena, pelo
rizado, mide 1.75cm y pesa 72 kilos, con grandes pechos, largas piernas y un
trasero bien curvilíneo, tiene ojos oscuros y un rostro muy femenino.
Es arquitecta, trabaja en forma independiente, pero esconde un fetiche:
le encanta el sexfight, es decir, la lucha sexual de una mujer contra otra,
donde la primera mujer que llegue al orgasmo pierde.
Cuando tenia 20 años tuvo su primer enfrentamiento sexual con una chica
europea de 20 años, con la cual no había luchado antes. Era una rubia alta de
pelo corto, cuerpo atlético. Tuvieron una lucha típica, en la que la europea
derrotaba a la americana.
Mientras descansaban la rubia le menciono si estaba interesada en probar
algo distinto, a lo cual, Tara respondió: “Que tienes en mente”.
¿Quieres luchar desnuda? replicó
la rubia.
Tara aceptó, se desnudaron y comenzaron a frotar sus cuerpos, Tara se
sintió excitada, muy pronto estaban
frente a frente, de rodillas en una alfombra que cubría el piso de la
habitación. El coño de la europea era rubio y el de Tara castaño, ambos eran
velludos.
Continuaron presionando sus senos, en pocos instantes, la rubia hizo
perder el equilibrio a Tara cayendo sobre ella, sus pechos se unieron, ambas
podían sentir sus pezones duros y erectos, ejerciendo una mutua presión.
Sus entrepiernas entrelazadas se movían junto con sus caderas; sus coños
se golpeaban, al igual que sus clítoris, era una real competencia para ver
quién se corría primero.
Tara aprovecho el instante de distracción que tuvo la rubia producto de
la excitación para empujarla, ésta cayó de espaldas y de un brinco Tara salto sobre
ella, la rubia trató de apartarla pero fue inútil. Tara agitaba violentamente
su coño sobre el sexo rival.
En cuestión de minutos, la rubia gemía, sacudía sus caderas y lograba
acabar. Luego, Tara producto de los mutuos movimientos pélvicos, alcanzaba
también el éxtasis.
Diez años después, Tara tenía una relación con una mujer inglesa llamada
María, profesora universitaria, con la cual había tenido luchas sexuales, María
era bastante buena para ser una principiante.
En forma paralela Tara salía con un hombre llamado Lorenzo, al cual
había conocido años antes, era bailarín y pertenecía a un grupo de danza
moderna. Era alto, delgado, pelo negro,
ojos azules. Tara tuvo intensos momentos con Lorenzo, pero ella estaba buscando
algo más que una relación monógama.
En una oportunidad, María y Lorenzo coincidieron en visitar la casa de
Tara, compartieron una gran velada: hablando, cenando y bebiendo, mientras
avanzaba la velada, María y Tara tuvieron un desacuerdo sobre algunos temas
actuales, Lorenzo sabía de la afición de Tara por la lucha sexual femenina,
entonces, Lorenzo sugirió que lo solucionaran
en una lucha
sexual.
María miró a Tara y le dijo: “Te ganaría fácilmente, perra”.
A lo cual, Tara replicó: “De ninguna manera, te haría acabar como una
ramera”.
En ese momento, Lorenzo estaba sentado en un sofá observando a ambas
mujeres, el hecho de tener audiencia las excitaba, fue entonces que María se le
acercó a Tara mirándola a los ojos y le dijo: “Okay, nos desnudamos y
resolvemos esto”.
Se despojaron de todas sus ropas, una vez desnudas se abrazaron y cayeron sobre la alfombra ubicada en el centro de la sala, poniendo sus manos al mismo tiempo en el cabello de la otra, sus piernas y brazos se enredaron con frenesí.
Lorenzo no soportó
la intensidad del combate, se puso
de pie trasladándose a una posición donde se podía ver mejor, a medida que avanzaba el
combate ambas utilizaban todo tipo de epítetos sucios, en eso
Tara quedaba encima de la inglesa apretando
sus senos, lo cual, produjo un
grito de dolor en María, esto hizo que comenzara a agitar sus pechos para
evitar el ataque.
Movían sus caderas, produciendo olas de placer a su rival. Lorenzo observaba
la escena con
sus piernas separadas y con un gran bulto en su entrepierna.
Se podía escuchar sus clítoris golpeándose. En ese momento, no se podía
saber cuál de las dos iba a ganar, cada una estaba cerca de derrotar a su rival,
María y Tara agitaban sus pelvis hacia arriba y hacia abajo. De pronto, María
gimió logrando un gran orgasmo.
Tara ganaba el duelo!
Pero Tara quería darle una lección, al mismo tiempo que se sentaba sobre
el vientre de María, hacía una señal para que Lorenzo se acercara, éste con los
ojos desorbitados acataba la orden mientras miraba la escena.
La americana abrió la cremallera del pantalón de Lorenzo, sacando su
polla, la cual en ese momento estaba erecta y dura, la acarició un par de veces
y en eso Lorenzo gimió, lanzando un gran
chorro blanco que aterrizó en los senos de María, después de un momento, los
pechos de la inglesa estaban cubiertos casi completamente.
Dos años después, Tara tuvo un cliente que deseaba la construcción de un
hotel para su negocio turístico en las islas vírgenes, Tara voló hasta allí
para discutir sobre el diseño, características y precio del negocio.
Llegó a un hotel de 5 estrellas ubicado en la playa, después de un largo día de mucho trabajo, tenía muchas ganas de beber un par de tragos y tener una noche tranquila.
Bajó al bar del hotel, se sentía música “reggae” que inundaba suavemente el ambiente, tenía puesto el atuendo típico de isleña, es decir, falda azul tipo pareo, sandalias de tacón y la parte de arriba tapada con un bikini azul.
Tomo una mesa, ordenó un ponche de ron, sólo había unas pocas personas
en el lugar. Se dejaba llevar por la música y el licor, entonces vio a una mujer
increíblemente hermosa, rasgos nativos mezclados con raza caucásica. Era alta pero
más delgada que Tara, sus pechos eran grandes y firmes, sus caderas estrechas y
su culo maravilloso.
Llevaba una larga túnica blanca
que llevaba atada a la parte posterior de su cuello, sandalias de tacón bajo,
el material de la túnica era semi-translúcido, con lo cual, se podía ver que no
llevaba absolutamente nada bajo el vestido.
Se sentó en el bar, ordeno un Martini, tenía pelo largo y negro, ojos marrones, cara
ovalada y poseía una sonrisa misteriosa. Entonces, sus miradas se cruzaron a lo
que Tara levantó su copa, ella asintió sonriendo.
Se acercó a Tara diciendo: "Hola, me di cuenta de que estas sola,
puedo sentarme contigo?
Tara respondió: "Por supuesto, soy Tara”. Se estrecharon la mano suavemente,
casi como una caricia, entonces la mujer isleña dijo: "Hola, soy
Tiare".
"Tiare, hermoso nombre." replicó la americana.
“Gracias", tomando un sorbo de su bebida, a lo que Tiare agregó:
“No hay gente interesante por aquí, pero tú tienes un imán de atracción,
además, no eres la típica turista americana”
"
Tara sonrió y preguntó: ¿Te gustaría bailar?, "Me encantaría”, contestó Tiare.
Tara sonrió y preguntó: ¿Te gustaría bailar?, "Me encantaría”, contestó Tiare.
La música era envolvente, bailaron intensamente. Luego la música rápida fue reemplazada por una canción lenta, se tomaron de las manos y comenzaron a moverse, sus cuerpos se apretaron con fuerza, antes de darse cuenta estaban frotando sus pechos uno contra el otro, la intensidad de la presión iba en aumento, podían sentir sus pezones endurecerse.
Hacia el final de la melodía, Tiare le susurra al oído a Tara: “Espero
te haya gustado, si es así, conozco un lugar donde podemos terminarlo”.
Al instante salieron del bar, luego de un corto viaje llegaron a una casa
encantadora en la playa, con una alcoba acogedora, al sentarse en la cama Tiare
le comenta a Tara: "Tienes hermosos senos, fuertes y bonitos”.
La americana desabrochó la parte superior del bikini quedando con sus
senos expuestos, para luego, dejarse caer sobre la cama, diciéndole a Tiare:
"¿Qué te parecen?".
Tiare se sacó la parte superior de su vestido, deslizándolo hacia abajo,
dejando ver sus grandes senos con sus pezones erectos.
Se tomaron una a la otra por la cintura, comenzando a estrellar sus
pechos, el choque les producía dolor y éxtasis, movían sus senos de lado a lado,
se podía oír dicho sonido como si fueran bofetadas. Transcurridos unos minutos,
se sacaron el resto de la ropa quedando totalmente desnudas.
Estaban frente a frente, de pie, Tara notó que la isleña tenía un coño lampiño
mientras que Tiare observó que la americana tenía un coño bastante velludo.
Empezaron a avanzar lentamente una hacia la otra, sus manos se estrecharon y se elevaron sobre sus cabezas, en ese momento, los cuerpos de ambas se tocaban al unísono.
El ritmo del movimiento se aceleraba con la excitación, los labios de
sus vulvas chocaban entre sí, estaban tan mojadas que pronto la lucha de coños
se ponía demasiado intensa para continuar de pie, cayeron precipitadamente a la
cama, Tara quedó sobre Tiare y a los pocos minutos:
Tiare jadeaba: " me corro”, logrando un gran orgasmo.
Más tarde, Tiare se ubicó sobre Tara, esta última envolvió sus piernas
alrededor de la cintura de Tiare, el culo de la inglesa comenzó a subir y a
bajar, las manos de Tara aprovecharon la ocasión para posarse sobre ese
delicioso trasero.
Ante esto, la americana podía sentir que su orgasmo se acercaba con cada
arremetida de la isleña, unos segundos después, alcanzaba el clímax.
Una vez que la contienda había terminado se quedaron acostadas voluptuosas
y bebiendo licor, en eso Tara comentó: " Fue como un cuento de hadas,
no?”
A lo que Tiare respondió: "De ninguna manera”, ¿en qué clase de
cuentos de hadas
las dos princesas luchan y hacen el amor al mismo tiempo?
las dos princesas luchan y hacen el amor al mismo tiempo?
A lo que Tara contestó: “en la de la mejor clase”.
FIN
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