Relato aportado por Rogueneitor
Elanora es una atractiva mujer de 33 años, esta australiana de pelo castaño liso a juego con sus ojos suele atraer muchas miradas con sus generosos pechos y su prieto y redondeado trasero.
Su metro con setenta y seis centímetros sumado a su peso de 71 kilos sumado a la feminidad de su rostro podían haberla dado un trabajo de modelo o actriz desde los 17 años, pero decidió prepararse para llegar a su actual trabajo como guía turística. Muchas de las personas que la han tenido como guía dirían que es una persona dulce y agradable, pero esconde una afición con tintes de fetiche, la encanta medirse con otras mujeres en cualquier terreno.
Una de las competiciones que mas la encanta es el sexfight, la mezcla de rivalidad y placer entre dos mujeres la deleito cuando tenia 22 años. En aquella época llevaba poco tiempo trabajando cuando una turista americana pelirroja y de cuerpo escultural se paso el día contrariandola. Durante la cena en el hotel ambas cenaron una al lado de la otra.
- Ha sido una excursión interesante – dijo la americana susurrando – y has aguantado mis provocaciones. - Te retaría a una pelea – comento Elanora en el mismo volumen – pero me habrían despedido al ver las marcas de la pelea. - ¿Crees que puedes derrotarme en el duelo que elija? - la pelirroja pregunto lanzando encubiertamente el desafío. - Si, te puedo ganar – respondió sin dudarlo. - Nos veremos a medianoche en mi habitación y te explicare las normas del duelo.
Tras terminar de cenar se fue rápida hacia el cuarto que tenía en el hotel, blanca por el miedo a que la despidiesen si se enteraban de la pelea con la clienta. Tras una ducha y algo de relajación opto por ir hacia el final con el reto de la turista, se vistió de manera casual y fue a su encuentro. Por suerte sabia que viajaba sola. Cuando estaba a punto de llamar, la puerta se abrió, dentro estaba la extranjera esperándola desnuda, cerro la puerta y mientras se preparaba para resolver las diferencias escuchaba las normas del enfrentamiento.
Cuando ambas estaban desnudas se fueron hacia la cama del cuarto, subiéndose ambas de rodillas, el coño pelirrojo contrastaba con el suyo castaño, lentamente y de manera desafiante las dos mujeres juntaron sus cuerpos acercando los dos triángulos velludos para el enfrentamiento, los pechos se aplanaron con los pezones duros rozándose mutuamente generando una descarga de excitación.
Silenciosamente las entrepiernas se encararon con ligeros golpes acompasados por los movimientos de la pelvis, era la primera vez de este tipo de competición que tenia Elanora, pero eso no la echaba atrás, la respiración fue acelerando a cada roce de los coños. Con cada ondulación del cuerpo ambas bellezas sonreían seguras de lograr acabar a la que tenia delante antes, se miraban fijamente mientras la excitación crecía y el momento del orgasmo se acercaba segundo a segundo.
Para evitar separarse ambas mujeres se agarraron de los pelos de la nuca con una mano y el trasero con la otra, el éxtasis estaba a punto de derrotar a la australiana cuando sintió como el orgasmo de la estadounidense decidía el reto y se tumbo en la cama derrotada, momento en que la castaña terminaba alcanzando el placer.
Cinco años mas tarde durante una baja por afonía, estaba disfrutando de un fin de semana con su pareja Frank tuvo un roce con una mujer llamada Angela, la cual era un buen desafío. Como ambas mujeres no querían estropear el fin de semana quedaron por la noche en la playa para
buscar una solución. Con un ligero bikini negro fue hacia la cita en el lugar acordado.
- Hola Angela – saludo cuando la vio en la playa. - Hola – respondió Angela que llevaba un bikini blanco – me gusta las mujeres que cumplen con sus compromisos. - Me alagas – dijo sonriente – pero no hemos quedado para intercambiar elogios ¿verdad? - Cierto, me gustaría derrotarte como la puta que eres. - Tienes suerte desnudémonos y que nuestros coños decidan perra.
Los bikinis volaron al suelo dando comienzo al enfrentamiento, se abrazaron mientras metían sus muslos entre las piernas de la rival, empezando a acariciarse mutuamente.
La intensidad iba creciendo mientras ambas mujeres demostraban que eran veteranas en este tipo de competición, intercambiaban insultos, las oleadas de placer producidas por los movimientos de caderas eran reemplazadas por la presión de las manos en los pechos.
La arena cubría parte del cuerpo pegándose por el sudor provocado por la excitación de las dos mujeres que estaban gozando de los roces mutuos.
La luna iluminaba a las dos amazonas mientras aumentaban el ritmo frenéticamente, los clítoris ardían con los roces haciendo que los cuerpos temblasen, Angela y Elanora respiraban aceleradamente buscándose mutuamente los ojos en la oscuridad.
El duelo estaba llegando a su cenit cuando Elanora obtuvo la mejor situación elevando las caderas a la vez que se apoyaba sobre el sexo de su rival.
Sonriendo por la futura victoria, volvió a la arena sorprendida por Angela, ambas tenían sus redondos culos en la arena dejando de nuevo igualada la situación.
Cualquiera de las dos podía ganar esa noche, los dos cuerpos se movían como si fuesen oleaje, de arriba a abajo entre jadeos.
Las pulsaciones de Elanora la indicaban que estaba a punto de perder cuando su adversaria llego al clímax y con un gran gemido tuvo que admitir su derrota.
Tras acabar las dos mujeres, se dirigieron desnudas al mar para quitarse la arena de sus cuerpos y refrescarse a la vez. Sin embargo la mala actitud de antes ya había desaparecido.
- Ha sido increíble – dijo Angela. - Digo lo mismo. - Me gustaría poder repetirlo mas veces. - Mas adelante lo repetiremos.
Tras esa promesa las dos mujeres intercambiaron sus datos y empezaron una amistad muy intima a base de sexfights.
Siete años mas tarde, por trabajo tuvo que ir a una feria de turismo en España, la monotonía del stand dando folletos y las charlas de la tarde la aburrían mucho, deseaba tener algo que rompiese la regularidad del día a día.
Una noche, de camino al hotel donde descasaba, una rubia se la acerco, la recordaba de cruzarse un día con ella antes de entrar en su stand. Era una mujer de piel clara, cara un poco alargada y unos labios gruesos y rojos, los ojos azules de color hielo se cruzaron con los castaños de Elanora.
Ambas mujeres llevaban una blusa de seda y una falda que les legaba hasta las rodillas pero no lograban ocultar las sugerentes formas de los cuerpos de sus cuerpos. Una delante de la otra se estuvieron observando silenciosamente durante unos minutos.
- ¿Eres Elanora? - pregunto con un ligero acento francés. - La misma - respondió - ¿y tu eres? - Me llamo Juliette, había oído hablar de ti durante estos días y me picaba la curiosidad. - Escuche rumores sobre una francesa que era muy popular en la feria – replico - ¿eras tu? - Lo seria si no fuese por ti – respondió –. Por eso estoy aquí. - Entiendo – dijo –. Tengo algo de sed ¿tomamos algo? - Vale.
Media hora después tenían un buen sitio en un pub, las copas habían roto un poco la tirantez de su encuentro, pero seguían un poco recelosas, la una estaba celosa de la atención que atraía la otra.
Hablando ambas descubrieron que tenían una afición común, con una mirada cómplice decidieron como iban a resolver su mutua rivalidad.
Terminaron la copa y se dirigieron hacia la casa que tenía alquilada la francesa para ese mes, despejaron la alfombra que había en el salón para así poder tener el encuentro. Tras dejar libre de todo obstáculo la zona de la lucha se desnudaron lentamente dejando la ropa en el sofá.
- ¿Preparada para ser humillada? - dijo la francesa. - No veo nada que me de miedo – respondió la australiana tras mirar de abajo a arriba el cuerpo de su rival -. Si te gano me llevare un trofeo... - Tu seras la que pierda algo.
Las dos mujeres desafiantes se arrodillaron una delante de la otra, mientras aplastaban sus firmes pechos se dieron un beso de desafío, demostrando que ninguna de las dos pararía hasta derrotar a la otra.
Se separaron y el triangulo de cabellos dorados de Juliette se encaro con el de los cabellos mas oscuros de Elanora, en un enérgico golpe los labios de las entrepiernas se encontraron. Ambas sentadas frente a frente, se agarraron por los hombros para así poder dar mas energía en el duelo.
Las dos mujeres estaban tan enfrascadas en el duelo que en cada movimiento de caderas se golpeaban con los pechos clavándose los duros pezones mutuamente, como si quisiesen que el combate fuese en dos frentes. El tenerse tan cerca las excitaba y las motivaba para lograr que la otra gritase de placer.
Veteranas de otros enfrentamientos, decidieron darlo el todo por el todo y empezaron a forcejear para poner a la otra de espaldas al suelo y lograr algo de ventaja por la posición.
La pasión crecía como lo hacía la humedad de sus sexos, ninguna lograba la ventaja necesaria para salir victoriosa del lance, el poco descanso que se dan es para cambiar de posición alargando el tiempo en que los clítoris se encuentran humedecidos.
Estaban ambas a cuatro patas culo con culo rozando sus coños, dando todo para poder terminar, pero el combate se alargaba demasiado, haciendo que tanto los sexos como los cuerpos de las mujeres estaban completamente mojadas.
La rubia y la morena estaban casi al limite, todas las fibras de las dos féminas temblaban por el éxtasis. Cambiaron a una posición mas cómoda para ambas, tumbadas con los coños ardiendo usaron sus mejores movimientos en busca del deseado final.
- ¡NOOOO! - exclamo Juliette al tener el orgasmo.
Con la francesa casi rendida en el suelo y con sus ultimas fuerzas moviendo la cadera, Elanora tuvo su climax.
Tras descansar unos minutos, las dos mujeres se pusieron de pie. Juliette acepto su derrota y le permitió a la australiana llevarse un trofeo. Tras mirar detenidamente en el armario vio un elegante y caro vestido negro de noche que lo eligió como premio.
Tras eso se separaron con el requerimiento de la rubia para una revancha.
Fin
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