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martes, 3 de noviembre de 2020

Una esposa y una amiga


(Relato de Mich25, muchas gracias por tu aportacion)

Es época de verano así que cada fin de semana muy temprano voy a la cocina y me preparo una rica taza de café caliente para luego dirigirme a la sala principal en donde me siento en mi sillón reclinable, ubicado en frente del sofá, enciendo la TV y veo los canales de deportes.

Mi esposa y yo, estudiamos corretaje de propiedades en la Universidad Estatal de Los Ángeles, California. Actualmente trabajamos para una importante empresa del rubro inmobiliario y vivimos en una casa de tres habitaciones, dos baños y un gran jardín ubicada en los suburbios de los Ángeles.

Soy José, 30 años, 1.80cm, 74 kilos, moreno, ojos cafés, cuerpo delgado pero en forma gracias a ejercicios continuos y mi esposa Lisa, 28 años, 1.65 cm, 54 kilos, pechos copa 36C, cabellos largos castaños y ojos cafés.

Esta mañana de sábado estaba viendo un partido de béisbol cuando mi esposa entró en la sala y me dijo:

"Amor, no olvides comprar tierra vegetal para nuestro jardín".

"Muy bien cariño, por cierto Emilia vendrá más tarde a ver el juego", respondí.

Emilia (29 años, 1.66 cm, 54 kilos, pechos copa 36C, cabellos cortos rubios y ojos verdes) siempre ha sido mi mejor amiga, incluso después de terminar la escuela secundaria pensé seriamente en pedirle matrimonio pero justo en aquella época ella comenzó a comportarse de un modo extraño incluso llegó a tener un novio distinto cada semana por lo que mis planes de matrimonio se truncaron. Así que al ingresar a la universidad conocí a Lisa, quién fue mi novia durante mi vida universitaria y luego de terminar la carrera, se convirtió en mi esposa.

Estaba sumido en estos pensamientos cuando recordé que debía ir a comprar la tierra vegetal así que salí raudamente de la casa y conduje en mi camioneta hasta el supermercado más cercano y al regresar, traía dos grandes bolsas que dejé en el garaje junto a unos paquetes de semillas que Lisa había comprado hacía un par de semanas.

Al ingresar a la casa pude ver a mi esposa sentada en la mesa de la cocina comiendo cereal, tomando café y leyendo su Tablet electrónica. Llevaba su largo cabello castaño atado en forma de cola de caballo, usaba una camiseta de algodón blanca y una falda de jean.

"Buenos días, cariño", dije mientras me inclinaba para besar su mejilla.

¿A qué hora es el juego? preguntó Lisa con indiferencia.

"Hoy a las tres de la tarde", contesté de inmediato.

A Lisa no le interesaban los deportes, entonces preguntó:

¿Crees que puedes aplicar una capa de tierra en el jardín, antes del juego?

"Eso sería mucho trabajo, cariño", respondí.

"Tú eras quien quería una casa en los suburbios", espetó Lisa.

"Lo sé, simplemente no me gusta el trabajo de jardín", contesté conteniendo la ira.

"Pero no dudaste en comprar una casa con un gran jardín", respondió Lisa enfadada.



¿Por qué no contratamos a alguien para que haga el trabajo sucio?, repliqué con un tono de voz conciliador.

"Si haces esto por mí, haré lo que tú quieras", dijo Lisa cambiando el tono de voz.

¿Cualquier cosa?, pregunté incrédulo.

"Si y una vez que todo el trabajo esté terminado, seré toda tuya”, susurró sensualmente en mi oído.

Diez minutos más tarde, me hallaba sosteniendo una pala, un rastrillo, un azadón y junto a mí se hallaban las bolsas de tierra y los paquetes de semillas. Fue entonces que me dispuse a trabajar en aquel terreno de aproximadamente veinte metros cuadrados en el frontis de la casa y que sería supuestamente nuestro jardín.

Aunque todavía era relativamente temprano, el calor veraniego ya se hacía sentir pero aun así hundí con fuerza la pala en aquel sedimento y fue entonces que mi mente comenzó a divagar sobre mi vida sexual con Lisa. El sexo había estado bien pero últimamente se había vuelto un tanto monótono ya que solíamos hacerlo los mismos días y a la misma hora, además solo adoptábamos la postura del misionero y aunque ella no se quejaba, algo dentro de mí me decía que a nuestra relación le faltaba fantasía erótica.

En mi caso, las fantasías eróticas están relacionadas con la lucha de mujeres. Esta afición comenzó aproximadamente cuando tenía 10 años ya que a esa edad fui llevado al cine a ver una película francesa de espías tipo James Bond. En esta película había una escena en donde el agente secreto se reunía con un informante en un club nocturno que tenía una gran hamaca blanca colgada justo en el centro y a su alrededor se hallaban mesas con lámparas y sillas ocupadas por un máximo de cuatro personas.

De pronto, apareció un hombre con micrófono en mano anunciando el gran evento de la noche:

Lucha de mujeres sobre la hamaca”.

Enseguida una música lenta y sensual comenzó a sonar en todo el lugar mientras dos bellas mujeres de aproximadamente 25 años aparecieron por un costado del recinto. Una era rubia de piel bronceada y llevaba su cabellera larga, alisada y enrollada hacia arriba mientras que la otra era pelirroja, piel caucásica y tenía su cabellera ondulada que le caía sobre sus hombros.

Llevaban de atuendo un bikini de guepardo y unas babuchas (zapatillas ligeras, cerradas por el talón y terminadas en punta) también de guepardo. A simple vista tenían la misma estatura (1.65cm), el mismo peso (54 kilos) y sus cuerpos estaban en forma mientras que sus brasier eran copa 36C.

De pronto, todas las luces del lugar se apagaron quedando solo encendido un gran reflector que iluminaba solo la hamaca. Una vez que las chicas estuvieron de pie sobre la hamaca, agazaparon sus cuerpos y comenzaron a desplazarse lenta y sigilosamente en círculos hasta llegar al centro de la estructura colgante sin apartar la vista la una de la otra. En ese preciso momento, la música dejó de sonar y solo se escuchó el sonido de una campana que daba por iniciado el combate.





De pronto, sus cuerpos se abalanzaron el uno contra el otro para luego chocar y caer simultáneamente sobre la lona. Al estar tumbadas sobre la lona, ambas chicas se abrazaron mutuamente para luego comenzar a rodar de un lado a otro mientras que cada una de las luchadoras intentaba quedar en la posición superior pero la flexibilidad que exhibían sus cuerpos impedía que alguna lograse tal ventaja en ese momento.

Después de algunos minutos de lucha, el público seguía alentándolas pero ahora las luchadoras comenzaron a evidenciar síntomas de cansancio ya que la intensidad mostrada inicialmente había disminuido considerablemente haciendo que sus movimientos se tornasen más lentos y sensuales, sus cuerpos ahora sudaban, sus peinados habían perdido la consistencia inicial y sus gemidos eran más ruidosos.

Ambas luchadoras se encontraban en el centro de la hamaca, luchando cuerpo a cuerpo, cuando pude ver cómo la pelirroja, aprovechando un descuido de la rubia, colocaba sus piernas alrededor del cuello de su rival para luego apretarlos con fuerza. Esto hizo que el cuerpo de la rubia se contorsionara frenéticamente de un lado a otro intentando escapar incluso usó sus manos para apartar aquellos muslos que la sofocaban pero sus esfuerzos resultaban inútiles ya que al parecer sus fuerzas la habían abandonado.

Segundos más tarde, la rubia quedaba inconsciente sobre la lona mientras que la pelirroja al percatarse de esto se incorporaba raudamente sobre la hamaca para luego alzar sus brazos y dar brincos de felicidad justo al lado en donde se hallaba su rival derrotada. En tanto, el público presente la aplaudía eufóricamente.

De pronto, una voz lejana me sacó de mis pensamientos, devolviéndome al presente.

"Hola José", gritó Emilia desde la puerta de entrada.

Mi mejor amiga llevaba puesto un vestido amarillo de mangas cortas con flores estampadas.

"Hola", contesté apresurado.

¿Estás atareado haciendo el jardín?, preguntó Emilia.

"Estoy preparándolo para sembrarlo", le dije un tanto desganado.

"Espero que te estén pagando bien por esto", dijo Emilia

"Bueno, supuestamente", le dije animado.

¿En serio?, consultó Emilia.

En ese momento, ella atravesó la puerta de entrada y luego se acercó a mí para darme un beso en la mejilla y preguntarme:

¿Qué te está ofreciendo tu mujer?, preguntó Emilia con tono pícaro.

"Bueno, ella dijo cualquier cosa", respondí un tanto incómodo.















"Bueno, te daría una mano pero desafortunadamente no vine vestida para el trabajo, así que me voy a sentar allí y te veré trabajar", dijo Emilia.

Después de quince minutos trabajando bajo el ardiente sol, mis brazos y espalda me dolían demasiado así que decidí poner fin a mi labor y comencé a caminar lentamente de regreso a la casa y mientras lo hacía me saqué mi camiseta blanca de algodón, la cual se hallaba totalmente empapada de sudor.

"Oh sí, quítatelo bebé", gritó Emilia emocionada.

Me detuve en seco y miré a Emilia entonces sonreí.

"Sí, quítatelo bebé", gritó nuevamente Emilia.

Como si fuera un stripper masculino, comencé a agitar mi camiseta sobre mi cabeza, girándola en el aire para luego lanzarla en dirección a Emilia.

"Sí, eso bebé, ven aquí y toma tu dólar", gritó Emilia mientras agitaba un billete en su mano.

Seguí bailando hasta llegar a ella.

"Sacúdelo nene", gritó Emilia excitada.

Al estar cerca de ella, intenté agarrar el billete pero Emilia fue más rápida y lo sacó de mi alcance.

"No tan rápido, vaquero", dijo Emilia.

Luego se inclinó y deslizó el billete en mi cintura justo por encima de mi entrepierna, sentí que su mano rozaba mi estómago haciendo que mi pene se endureciera.

"Haz temblar ese dólar, bebé", gritó Emilia.

Intenté sacudir mis caderas de lado a lado, pero Emilia me sorprendió nuevamente al presionar su cuerpo contra el mío. El aroma de su cuerpo golpeó mi olfato mientras su cuerpo se unía al mío haciendo que mi pene se volviera totalmente duro. Al sentir su cuerpo, me alejé de ella avergonzado y fue entonces que vimos a Lisa.

"Hola Lisa", dijo Emilia.

A Lisa no le gusta el sentido de humor que usamos con Emilia ya que lo considera chabacano, así que mi mujer hizo un gran esfuerzo por fingir que la presencia de Emilia no le molestaba.

De pronto, ella me preguntó:

Ahora, ¿bailas y te sacas la camiseta?”

¿Qué sucede contigo?, respondió Emilia con tono molesto.











Pude ver como la furia se apoderaba de mi mujer pero sin mediar palabra alguna, Lisa avanzó hacia el jardín mientras Emilia y yo la seguíamos.

"Hiciste un buen trabajo arando toda esta tierra, cariño", me dijo Lisa para luego consultar:

¿Ahora le vas a aplicar una capa extra de tierra vegetal?

"Claro, solo déjame ir a la casa y beber agua”, le dije mientras me agachaba y recogía mi camiseta húmeda.

Al entrar a la casa, me percaté que Emilia me había seguido hasta allí mientras que Lisa se había quedado sola en el jardín.

¿Estás tratando de que me maten?, le consulté a Emilia ásperamente.

"Tranquilízate tontín, yo lo arreglaré todo. Aún tendrás tu noche de cualquier cosa, te lo prometo", guiñándome un ojo.

Mientras tanto, yo bebía casi dos litros de agua aproximadamente.

Se nota que tenías sed, arando todo ese terreno bajo este sol”, dijo Emilia.

De pronto, vi que ella se asomaba por la ventana para luego preguntar:

¿Qué le viste a esa mujer?

¿Qué quieres decir?, le pregunté.

"No le gustan los deportes, no le gusta nada de lo que a ti te gusta y es aburrida", dijo Emilia y luego preguntó:

¿Acaso era diferente cuando salías con ella en la universidad?

No, teníamos algunas cosas en común y nos atraíamos físicamente", le contesté a Emilia.

"Y ahora", dijo Emilia.

¿Y ahora qué?, la interrogué con cierto enfado.

Te conozco desde hace mucho tiempo y sé que no eres feliz", afirmó Emilia.

"Soy feliz, bueno últimamente ha sido un poco difícil sobrellevar nuestro matrimonio ya que a veces ella se vuelve algo frustrante", respondí algo desanimado.

"Mientras digas que eres feliz está todo bien, pero no puedo dejar de pensar en qué habría pasado si hubiera estado más cerca de ti, me refiero a cuando ustedes salían", dijo Emilia.













Pasado, ¿cómo?, le consulté con un tono de voz impaciente.

"No lo sé", respondió Emilia.

¿Nos habrías separado?, ¿acaso eso es lo que estás tratando de hacer ahora?, le consulté ahora con tono de voz molesto.

"No, no estoy tratando de destruir tu matrimonio. Además, acabas de decirme que eres feliz pero a la vez admites que estás frustrado y quiero que sepas que hay formas de aliviar esa frustración", concluyó Emilia.

¿Cómo?, pregunté intrigado.

Emilia sonrió de forma traviesa y cuando iba a contestar.

"José, José", era Lisa que me llamaba desde el jardín de la casa.

"Ya voy, querida", grité y salí a encontrarme con Lisa mientras Emilia me seguía.

¿Ahora vas a utilizar el fertilizante?, preguntó Lisa.

"Sí, cariño", respondí.

Entonces nivelé el sedimento con el rastrillo y luego esparcí el fertilizante mientras tanto Lisa y Emilia me observaban desde la entrada de la casa.

De pronto, me percaté que el cansancio estaba haciendo estragos en mi cuerpo así que le pregunté a Lisa.

¿Cómo se ve, cariño?

"Se ve muy bien", dijo Lisa.

"Muy buen trabajo, amigo", espetó Emilia.

"Muy bien, ahora iré a lavarme", respondí.

Así que sin mirar hacia atrás, me dirigí raudamente a la casa. Me duché en el baño principal y luego fui a la cocina a beber un poco más de agua, fue entonces que me asomé por la ventana para ver a mi esposa y a mi mejor amiga a solo escasos centímetros de distancia. Mirándose fijamente la una a la otra como si estuvieran a punto de iniciar una pelea, entonces abrí rápidamente la puerta y salí corriendo en dirección hacia ellas con la intención de evitar algo que parecía inevitable.

Al llegar a ellas, solo pude atinar a escucharlas:

"Entras a mi casa y me dices que no merezco a mi esposo", le gritó Lisa a Emilia con tono desafiante y sin apartarse.

"Deja de quejarte, pareces una mujer insatisfecha", respondió Emilia molesta sin retroceder.









En eso Lisa se acercó a Emilia y la empujó con fuerza haciéndola caer, acto seguido Emilia se puso de pie y también empujó a mi mujer haciéndola caer. De igual modo, Lisa se incorporó pero ahora ambas quedaron frente a frente mirándose fijamente por algunos segundos, entonces se abalanzaron la una hacia la otra haciendo que sus cuerpos colisionaran y cayeran al suelo nuevamente, luego comenzaron a rodar de un lado a otro y fue en ese momento que pensé en separarlas pero rápidamente desistí de la idea ya que era mejor que arreglasen la tensión que se había generado entre ellas.

Y fue así que siguieron luchando, por todo aquel terreno, sin que hubiera una clara vencedora y fue en ese momento que perdí la paciencia y agarré la manguera del jardín disparando un potente chorro de agua fría sobre ambas mujeres. Pero para mi sorpresa, ninguna de ellas se detuvo incluso lucharon con más ahínco que antes, a pesar de que sus ropas ahora estaban empapadas y la tierra vegetal se había convertido en un verdadero lodazal.

A esa altura del combate, Lisa había logrado sacar el vestido de Emilia dejándola solo con un brasier blanco y un calzón del mismo color. Del mismo modo, Emilia había logrado arrancar totalmente las vestimentas de Lisa dejándola con un brasier azul blanco y un calzón del mismo color.

De pronto ambas quedaron de pie, con sus cuerpos totalmente embarrados, entonces se acercaron hasta que sus pechos se unieron mientras que sus ojos se miraban fijamente. Fue en ese momento en que comenzaron lentamente a despojarse de su brasier y de su calzón hasta quedar completamente desnudas.

Enseguida volvieron a embestir sus cuerpos, cayendo una vez más al fango. En ese momento ver a mi mujer luchando en el lodo, me hizo enfurecer así que ingresé al campo de batalla tomé a mi fangosa esposa y la alejé de Emilia.

"Déjame seguir luchando, estoy ganando", me gruñó Lisa intentando liberarse de mi agarre mientras su largo cabello castaño se hallaba totalmente enlodado mientras que sus pechos desnudos se agitaban frenéticamente.

¿Cómo que estás ganando", espetó Emilia mientras se ponía de pie totalmente embarrada mientras que sus pechos se movían furiosamente.

"Maldita zorra, no vas a robarme a mi hombre", gritó Lisa descontrolada.

Si estás tan preocupada de eso, tal vez deberías esforzarte más para mantenerlo a tu lado", respondió muy molesta Emilia.

"Nadie está robando y nadie tiene que esforzarse más, mírense parecen unas locas”, grité enojado.

Luego de un silencio incómodo, Lisa y Emilia se miraron por unos segundos para luego echarse a reír de buena gana.

"Oh Dios mío, soy un maldito desastre", dijo Emilia riéndose a carcajadas.

"Yo parezco una verdadera loca", dijo Lisa también riéndose de buena gana.











Sus risotadas hicieron que me contagiara por lo que me reí junto a ellas y luego de unos minutos, Lisa dijo:

"Bueno, es hora de limpiarse".

"Las damas primero", dije mientras recogía la manguera.

Entonces lancé un chorro de agua sobre Lisa, quién comenzó a limpiarse todo su cuerpo y al cabo de un momento hacía lo mismo con Emilia, quién también se frotaba todo su cuerpo y con ambas manos.

"Puedes usar el baño de huéspedes, nosotros usaremos el baño principal y si terminas antes que nosotros, siéntete como en tu casa", le dijo Lisa a Emilia.

Después de ducharnos, Lisa y yo solo pudimos encontrar una camiseta blanca de algodón y un pantalón corto para Emilia entonces encontramos a Emilia sentada en el sillón reclinable tomando una cerveza, mirando el juego de béisbol y vestida solo con una toalla.

¿Esa ropa es para mí?, preguntó Emilia al vernos entrar a la sala.

"Sí, es lo mejor que pudimos encontrar", replicó Lisa.

Emilia se incorporó de un salto desde la silla reclinable para luego soltar la toalla que le cubría su cuerpo, quedando completamente desnuda por algunos segundos entonces procedió a ponerse rápidamente la ropa.

"Me muero de hambre", dijo Emilia al vestirse.

Mientras comíamos unas pizzas y bebíamos unas cervezas, Emilia dijo:

"Deberíamos jugar un juego".

¿Cuál juego?, le consulté.

"Porque no jugamos a verdad o reto", dijo Emilia.

Me reí por la sugerencia, pero detrás de mí escuché a Lisa decir:

"Muy bien, juguemos".

¿Quién quiere empezar?, preguntó Emilia.

En ese momento, me percaté que la noche había caído así que fui y prendí solo algunas luces de la casa para luego ir a sentarme junto a Lisa en el sofá, dejando a Emilia en el sillón reclinable.

"Lisa, verdad o reto", dijo Emilia.

"Reto", dijo Lisa.

"Te reto a que muestres como haces una mamada", dijo Emilia sin tapujos.

"Lo haré con esta botella de cerveza", replicó Lisa.









Entonces mi mujer puso el cuello de la botella en su boca, imitando una mamada por alrededor de quince segundos y al finalizar le consultó a Emilia.

¿Qué te pareció?

"Genial, José eres un hombre afortunado", respondió Emilia con voz pícara.

"Emilia, verdad o reto?, dijo Lisa.

"Verdad", respondió Emilia.

¿Alguna vez has besado a una mujer?, preguntó Lisa.

"Sí", replicó Emilia rotundamente.

"José, verdad o reto", dijo Emilia.

"Reto", respondí.

"Te reto a que nos muestres tu pene", dijo Emilia con picardía.

¿Qué?, pregunté sorprendido.

"Vamos, anímate", exclamó Emilia.

Miré a Lisa esperando que ella protestara pero al no hacer nada, me puse de pie y bajé raudamente mis pantalones y mi bóxer quedando mi pene totalmente expuesto.

¿Cómo pasé tanto tiempo sin verlo?, preguntó Emilia con una sonrisa en su rostro.

"Nunca me lo pediste", respondí algo incómodo mientras apresurado subía mis pantalones y mi bóxer.

Lisa, ¿verdad o reto? pregunté rápidamente.

"Verdad", dijo Lisa.

¿Alguna vez has estado con una mujer?, le pregunté.

"Sí", dijo ella.

"José, te dije que había estado con dos personas antes de que nos conociéramos, lo que no te dije fue que ambas eran mujeres", dijo Lisa.

¿Soy el único hombre con el que has estado?, pregunté angustiado.

"Sí, por supuesto. Supongo que ahora soy bisexual ya que desde joven me sentí atraída por las mujeres incluso en ese tiempo pensé que era lesbiana pero al conocerte quise tener una vida conyugal e hijos. Te amo José, de verdad. No quiero que pienses que soy infeliz contigo", respondió acongojada mi esposa.

No supe qué decir ya que me hallaba muy confundido, entonces giré mi cuerpo hacia Emilia y le consulté con enfado:

¿Tú sabías de esto?







"Sí, lo supuse por la forma en que ella me miraba", contestó Emilia.

¿Cómo nunca supe de esto?, pregunté en voz alta y mirando el techo.

"Porque eres un tonto, por tanto no podías ver lo que estaba en frente de tu cara", me espetó Emilia.

Emilia, ¿verdad o reto?, consultó Lisa.

Verdad”, respondió Emilia.

¿Tú amas a José?

"Sí", oí decirle a Emilia.

"Oh, no te hagas el tonto, siempre me he sentido atraída por ti, quería ser tu esposa y tener una familia contigo pero también quería experimentar la vida y justo en ese tiempo conociste a Lisa entonces pensé muy bien, quizás yo pueda encontrar a otro José pero busqué y busqué durante muchos años hasta que me di cuenta que no hay otro hombre como tú", concluyó Emilia.

Se hizo un silencio muy incómodo, por mi parte intentaba procesar todo lo que había escuchado en los últimos minutos, es decir, mi esposa se acostaba con mujeres y mi mejor amiga siempre me había amado en silencio.

"No puedo creer que me ocultaras todo esto", le espeté a Lisa.

¿Así como tú tratas de ocultar tus fantasías sexuales?, respondió Lisa en forma brusca.

"Sí, sé que te excitan las luchas de mujeres", dijo Lisa molesta.

"Bueno, siempre quise decírtelo pero no me atrevía ya que no sabía cómo reaccionarias”, respondí a la defensiva.

Emilia, ¿verdad o reto?, dijo Lisa.

"Reto", dijo Emilia.

"Te reto a una lucha sexual", dijo Lisa.

¿Te refieres a un sexfight?, contestó Emilia.

Exacto, cada una usará su sexo para forzar el orgasmo de la otra, por ende, la que se corre primero, pierde”, respondió Lisa.

Acepto”, contestó Emilia sin titubear.

"Muy bien, vamos a la habitación", dijo Lisa con determinación.











Enseguida Lisa se levantó súbitamente del sofá y tomó de la mano a Emilia, arrastrándola hasta la habitación principal mientras yo las seguía un poco más atrás. Una vez en la habitación, ellas se despojaron raudamente de sus ropas para luego ir a la cama en donde se pusieron de rodillas mirándose la una a la otra mientras yo las observaba desde un rincón contemplando sus hermosos pechos y sus llamativos sexos, ya que los frondosos y rizados vellos negros de Lisa contrastaban con los espesos vellos rubios y lisos de Emilia.

De pronto, Emilia se sentó sobre la cama y abrió sus piernas totalmente dejando en forma majestuosa su sexo expuesto y desafiante. De inmediato Lisa realizó el mismo movimiento, con lo cual, aceptaba el reto. Entonces avanzaron lentamente la una hacia la otra hasta que sus piernas quedaron entrelazadas como si fueran dos tijeras entrecruzadas con lo cual sus sexos quedaron estrechamente unidos, esto hizo que sus caderas iniciaran el típico movimiento hacia adelante y hacia atrás lo que permitió que sus clítoris se frotaran fuertemente.

Durante la lucha sexual pude notar que aunque mi esposa intentaba resistir de la mejor manera los embates de Emilia, al parecer no tardaría mucho en alcanzar el orgasmo. Por su parte, Emilia presentaba un mejor control de su cuerpo ya que al parecer tenía una mayor experiencia en este tipo de luchas.

Fue así que al cabo de unos minutos, Lisa lanzaba un sonoro gemido lo que daba por hecho que había alcanzado el orgasmo. Pocos segundos después, Emilia también dejaba escapar un placentero gemido orgásmico que provenía desde lo más profundo de su ser. Luego de un reparador descanso, ellas iniciaron un segundo encuentro sexual siendo esta vez Emilia la primera en alcanzar el orgasmo.

De acuerdo a los resultados obtenidos en ambos combates sexuales, declaraba un empate la lucha sexual entre mi esposa y mi mejor amiga.

"Oh, Dios mío", gimió voluptuosamente Emilia.

"Esto fue tan excitante pero cansador a la vez así que intentaré dormir ahora para reponer fuerzas. Tú puedes ir a dormir a la habitación de huéspedes", le dijo Lisa a Emilia.

"Claro", dijo Emilia.

"Voy a acompañar a Emilia a su habitación", le dije a Lisa.

"Muy bien, José", dijo Lisa mientras cubría su cuerpo.

Emilia y yo nos dirigimos a la habitación de huéspedes y al llegar allí le dije:

"Está bien, cuéntame"

¿Qué?, me preguntó Emilia.

¿Qué le dijiste a Lisa para que se enfadara así?, le consulté.

¿Te refieres a la lucha en lodo?, preguntó Emilia.

"Sí”, respondí.







Ella no se relajó con lo que le dije y creo que allí ella se volvió honesta consigo misma y con lo que quería, entonces si era así, ella no te merecía", respondió Emilia.

¿Por qué nunca me dijiste lo que sentías por mí?, le pregunté.

"Como dije, no estaba lista para este tipo de vida que tú querías", respondió Emilia.

"Tienes razón", le dije.

"La vida se mueve rápido y si no te detienes y miras a tu alrededor de vez en cuando, podrías perderte", dijo Emilia para luego ingresar a la habitación y cerrar la puerta.

Fin

lunes, 19 de octubre de 2020

EL DESPERTAR. TERCERA PARTE. EL ENCUENTRO DE MERXE Y ANA ¿FIN?


 

 Ya habia pasado la 1 de la noche, hoy mis padres habian tardado en dormirse, tras un
tiempo prudencia me escabulli de casa y me adentre en la huerta, ahi estaba esperandome,
seria, con los brazos en jarra, solo vestida con sus braguitas, rapidamente me quite mi
pijama y lo tire junto al suyo, ya estabamos frente a frente, a escasos centimetros
mirandonos de arriba a bajo, me alivio ver que sus tetas estaban rojas e inflamadas, no era
la unica, aun teniamos estragos de la noche anterior, no nos habiamos recuperado aun pero
no queria esperar, queria vencer a esa puta ahi y ahora, sin mediar palabra se lanzo contra
mi chillando como una loca , yo me lance tambien hacia ella chillando, pero habia reaccionado
tarde, cuando nuestras tetas chocaron senti un fuerte pinchazo, estaban en peor estado de
lo que habia imaginado, pero daba igual, esta noche acabaria, del impacto cai hacia atras,
pero no sin llevar a ana conmigo, cuando chocamos la habia abrazado y ahora ahi estabamos
las dos en el suelo abrazadas, estrujandonos como dos serpientes mientras nos
revolcabamos por el suelo, apretando los dientes, intentando contener el dolor de nuestras
tetas, mientras nos clavabamos las uñas en la espalda. Seguimos rodando, arañando y
estrujandonos, aun sin habernos dirigido la palabra, solo habiamos gritado y gruñido como
dos animales salvajes, asi nos mantuvimos durante un buen rato, hasta que Ana me solto y
me empujo, yo la solte tambien y ambas nos separamos, estabamos en un punto muerto, las
dos nos pusimos en pie
A: Parece que tus tetas no estan en tan buena forma hoy
M: Mira quien habla, esos colgajos rojos no tienen nada que hacer
A: PUTA

M: GUARRA
AHHHHHHHHHHG gritamos las dos mientras nos lanzabamos la una contra la otra,
nuestros pechos volvieron a chocar, esta vez ninguna se movio del sitio, dimos un paso para
atras y volvimos a chocar, undimos la punta de los pies en la tierra para impulsarnos y
apretamos, apretamos con todo nuestro ser, nuestras preciosas y redon das tetas eran dos
discos que se chafaban mutuamente mientras apretabamos los dientes, asi durante un
minuto, dos, tres, no pudimos mas, y las dos caimos de culo al suelo sujetando nuestras
tetas doloridas, nos tumbamos, respirando como podiamos, mierda, no puede ser, ya he
llegado al limite, no voy a dejar que esta puta me gane. Como pude me puse en pie, Ana hizo
lo mismo, y volvimos a la carga, chocamos teta contra teta, retrocediamos y volviamos a por
mas
M: HIJA DE PUTAAAAA
Mis uñas cortaron el aire direccion a su pecho, un surco rojo recorrio sus tetas
A: AHHHHHHHHHH GUARRAAAAAAAAAAA
Antes de terminar el insulto sus uñas habian dejado marca en mis tetas
M: AHHHHHHHHHHH
Las dos nos miramos con odio, rojas de ira nos lanzamos la una contra la otra, nuestras
manos fueron al pelo de la otra, se aferraron con fuerza y tiramos, tiramos como si no
hubiera un mañana, las lagrimas caian a chorros mientras nos tambaleabamos de un lado a
otro entre una mezcla de gritos y lloros, cuando el mechon no soportaba la presion y se
arrancaba lo soltabamos y volviamos a aferrarnos a un nuevo manojo de pelos, ya daba igual
todo, solo existia el ahora, y el ahora era que una tenia que vencer. Al final teminamos en el
suelo en un nudo carne entre nuestros cuerpos mientras nos retorciamos y arrancabamos
de cuajo el pelo, nuestros dientes se unieron a la fiesta e iban dando dentelladas donde
pillaban, cara, cuello, hombros, ya no sabia de donde venia el dolor, me dolia todo el cuerpo,
mi cuero cabelludo me ardia y tenia el sabor metalico de la sangre de Ana en la boca, aun asi
lanzaba mis dients hacia adelante, hasta que AHHHHHHHHHHHHH, Ana y yo habiamos
chocado cara contra cara, las dos nos llevamos las manos a la boca y retrocedimos rodando,
las dos en el suelo revolcandonos de dolor, llorando como niñas, no lo podia creer que nos
hubiera vuelto a pasar, pero por lo menos esta vez nuestras narices no habian saltado
ensangrentadas.
Nos pusimos de rodillas, y despues de pie, tambalenadonos, esforzandonos para no caer
otra vez al suelo, Ana estaba en un estado lamentable, el pelo emarañado, con zonas calvas,
la cara cuello y hombro tenian marcas de mis dientes, aunque no eran muy porfundas
suficientes para que sangraran, sus tetas estaban moradas e inflamadas, su teta izquierda
tenia 4 surcos de sangre recorriendola, una leve sonrisa se dibujo en mi cara, estaba
satisfecha con mi trabajo, pero Ana tambien sonrreia, estaba claro, yo no podia estar
mucho mejor.
M: Ana, terminemos esto de una vez
A: No podria estar mas de acuerdo contigo Merche
Nos fuimos acercando poco a poco, hasta que estabamos a pocos centimetros, mi puño se
clavo en el estomago de Ana, y su puño se estampo en mi cara, Ana callo de rodillas
cogiendose la barriga y yo cai de lado sugetandome la cara, como pude me puse de rodillas,
ella se limpio la bocanada de saliva que le habia salido por la boca con el brazo, me acerque

a ella, las dos frente a frente de rodillas, hechas polvo, nos erguimos como pudimos y
lanzamos hacia delante nuestros pecho, chocaron sin apenas fuerza y nos abrazamos, sin
soltarnos, le golpee el costado con mi puño, y ella hizo lo mismo, una y otra vez, hasta que
Ana loca de rabia, me solto y clavo sus uñas en mi cuello intentando estrangularme, yo le
arañaba la cara intentando separarla, pero no soltaba, y a mi cada vez me quedaba menos
aire, le golpee la nariz con mi puño, y un chorro de sangre me baño, Ana estaba de espaldas
en el suelo sujentandose la nariz
M: Rindete puta, has perdido
A: Eso nunca puta
Ana se lanzo hacia mi, loca de rabia con las uñas en alto, consegui coger sus manos con las
mias pero habia caido de espaldas al suelo, ella encima mia intentando que sus uñas llegaran
a mi cara mientras yo intentaba mantenerlas alejadas, la sangre que le brotaba de la nariz
goteba en mi cara, ella chillaba, yo chillaba, hasta que Ana se callo, y una bocanada de
vomito callo sobre mi, habia deslizado mi rodilla torpemente pero con todas las fuerzas que
pude reunir para golpear su barriga, Ana fue al suelo en posicion fetal, sin apenas poder
decir palabra, con toda la rapidez que pude me sente encima suya y le golpee la cara una,
dos y tres veces, Ana se quedo inmovil con los brazos en cruz mirando al cielo con los ojos
llenos de lagrimas
A: Tu ganas, me rindo puta, no puedo mas
Me levante triunfante, eufrica, y la mire, destrozada y humillada, era feliz, le escupi en la
cara
M: A partir de ahora no me vuelvas a dirigir la palabra perra sarnosa
Tambaleandome me fui hacia mi casa, ya no veia el cuerpo destrozado de Ana cuando mi
cuerpo dejo de reaccionar, y cai al suelo, que patetica, estaba igual de destrozada que Ana,
pero yo tenia el consuelo ser la ultima en pie.
El sol me desperto, me dolia todo, me levante como pude y corri hacia mi casa, espero que
mis padres sigan durmiendo, tuve suerte, por lo menos no me vieron llegar practicamente
desnuda y llena de sangre y vomito, habia olvidado el pijama, pero me daba igual, habia
gando, me duche y me meti en la cama, pero no dure ni 10 minutos tranquila, mi madre entro
de un portazo
-Lo sabia, ha llamado la madre de Ana, que voy a hacer contigo, no vas a salir de tu cuarto
en la vida...
Mi padre me dio unos buenos azotes, y estuve castigada dos meses, Ana mas de lo mismo,
pero yo estaba feliz, era una perra, si, pero era la perra que habia ganado, lo que no sabia
era como Ana habia cambiado mi mundo, Merxe la niña buena habia muerto, ahora era una
loba (o perra) bajo la piel de cordero, Ana y yo habiamos hecho un bautizo de sangre
(nuestra propia sangre) que nos llevaria a un mundo donde nuestros instintos primarios nos
guiarian.

viernes, 18 de septiembre de 2020

EL DESPERTAR. SEGUNDA PARTE. EL ENCUENTRO DE MERXE Y ANA


 

Habia pasado ya casi tres meses de la pelea contra Ana, pase una semana muy mala pero mi cuerpo se recupero rapido y enseguida volvia a estar en plena forma, cosa que no me servia de mucho porque mis padres me habian castigado sin salir de mi habitacion durante dos meses, dos meses en los que no habia podido sacarme de la cabeza a mi vecina, de su cuerpo casi identico al mio, de la brutal pelea que habiamos tenido y de como la habia disfrutado, apenas recordaba ya el motivo, me daba igual, solo sabia que queria volver a pelear con ella porque si, porque queria y punto, pero como es normal, eso lo tenia prohibido, nuestros padres nos habian dejado muy claro que no debiamos volver a acercarnos.

Era viernes por la tarde, por fin se habia terminado las clases de la semana, asique quede con una amiga para ir a dar una vuelta y hablar de nuestras cosas, iba de camino cuando via Ana caminar en sentido contrario al mio, mi corazon se acelero, aprete los dientes y pase de largo, ella hizo lo mismo, pero no pude evitar girarme para verla, y ahi estaba, mirandome

-M: Que estas mirando?

-A: Poca cosa por lo visto

-M: Y eso lo dices tu maldita...

-NIÑAS-, grito la madre de Ana, -ya sabeis que no podeis hablaros-,

Hablar era quedarse corta, sin darnos cuenta estabamos pecho con pecho a punto de decirnos lo mas grande.

-Venga, cada una a lo suyo-, dijo su madre

Nos lanzamos una ultima mirada asesina antes de separarnos

-M: Esta noche, cuando se duerman

-A: Donde el otro dia

No hizo falta decir mas, y cada una siguio el dia como lo tenia planeado.

Termine de cenar, me di una ducha, un pijama comodo y me puse en el sofa a ver el un dos tres en mi tele en blanco y negro con mis padres como haciamos todos los viernes, la diferencia es que este viernes estaba deseando que terminara para que mis padres se fueran a la cama.

Ya era la una de la noche, y todos habiamos ido a nuestras habitaciones, deje pasar media hora mas para que se durmieran y sali a escondidas, la casa estaba a oscuras, con mucho cuidado de no hacer ruido me fui hacia el huerto de limoneros, cuando llegue aun no estaba Ana, ¿o es que tenia miedo y no va a ir? Recorde su mirada, imposible, tiene las mismas ganas que yo, al poco oi llegar a alguien, era ella

-A: Bien que aun estes, mis padres han tardado mas de lo que esperaba en irse a la cama

-M: Ni loca me voy sin zanjar las cosas contigo

Ya estabamos frente a frente, nariz con nariz, pecho con pecho con la mirada fija en los ojos de la otra con una sonrisa sadica. Nuestras manos se posaron lentamente en el pelo rival y los puños se cerraron cojindo briuscamente unos buenos mechones de pelo, las dos hucimos unas leves muecas de dolor, pero rapidamente volvimos a nuestra expresion sadica

-A: Lista?

-M: Siempre

apenas habia terminado la palabra y ya estabamos tirando como locas moviendonos la cabeza de aqui para alla, intentando zancadillearnos, asi estuvimos unos minutos hasta que hice que Ana callera bruscamente al suelo, pero al no soltar mi pelo fui con ella al piso. Al caer nos soltamos y nos pusimos de rodillas frente a frente, las dos acariciandonos la cabeza que nos ardia, la noche era fresca pero a ambas se nos veia acaloradas, ninguna de las dos llevaba sosten y se nos marcaba debajo de la fina tela del pijama los pezones en todo su esplendor.

-A: Maldita perra, porque no te rindes de una vez, no quiero volver a terminar como el otro dia y que me vuelvan a castigar

-M: A mi tampoco me hace gracia que me castiguen por una cerda como tu

Me quede mirando sus tetas, recordando la similitud que tenian con las mias

-M: Te sientes muy orgullosa de tus tetas, verdad?

-A: Claro que si, son las mejores tetas de Murcia, lo que no se es porque estas tu orgullosa de las tuyas

-M: Vamos a resolver cuales son las mejores de verdad

Me levante y me puse delante de ella con los brazos en jarra, ella me miraba extrañada, pero ensegida entendio lo que le proponia, y se puso delante mia, un leve movimiento hizo que nuestros pechos chocarana, nuestros cuerpos se mantuvieron apretados unos segundos y se separarno, rapidamente volvimos a chocar, una y otra vez, con cada impacto nuestras tetas se comprimian y deformaban, cada golpe hacia que nuestros pechos estuvieran mas duros, inflamados y sensibles, estubimos golpenadonos teta a teta durante minutos sin que ningun a retrocediera un apice, nuestras camisetas estaban bañadas en sudor y se pegaba a nuestros cuerpos

-M: Vamos a hacerlo bien

-A: Me has leido la mente

Nos quitamos la camiseta del pijama y mostramos orgullosas nuestras tetas, algo rojas por los golpes, Ana se relamio los labios y yo me mirdia el labio inferior sin dejar de mirar el pecho rival, fuimos la una a la otra hasta que nuestros pezones duros como rocas se encontraron, pase mis brazos por el cuello de Ana y ella los suyos por mi cuello y nos atraimos la una hacia la otra, PLOF, sonaron nuestras tetas al chocar briscamente, y otra vez, y otra vez, PLOF, PLOF, PLOF resonaba entre los limoneros, cada vez que nuestos pechos chocaban un gemido ahogado salia de nuestras gargantas, las manos fueron subiendo lentamete hasta nuestro pelo donde se amararon con fuerza, como punto de apoyo para impulsar nuestros pechos los unos contra los otros que ahora se golpeaban con movimientos laterales, la teta derecha contra la izquierda primero y despues la izquierda contra la derecha asi sucesivamente, cada vez mas rapido, cada golpe iba acompañado de un gruñido y un pinchazo que recorria nuestros pechos cada vez mas doloridos e hinchados. Exaustas nos soltamos y retrocedimos un par de pasos, nuestros cuerpos estaban chorreando de sudor y nuestras tetas rojas como tomates, enormes y prietos tomates

-M: Maldita perra, estoy harta de ti, voy a terminar contigo de una vez

-A: Cerda de mierda, sere yo la que termine contigo

Ambas corrimos la una contra la otra con los pechos por delante, CHOFFFF sono seguido de un AAYYYYYY cuando sus tetas y las mias impactaron bruscamente, ambas retrocedimos un par de pasos por el impacto, nos miramos con odio y asco mientras nos sugetabamos las tetas y otra vez a la carga, y otra y otra

-A: Preparate para que te exploten tus tetas fofas

-M: Seran tus tetas de vaca las que revienten

Las dos estabamos separadas por unos cuantos metros que recorrimos corriendo la una hacia la otra impulsandonos con todas nuestras fuerzas, nuestros pechos chocaron haciendo un gran PLOF al instante el resto de nuestro cuerpo y en menos de un segundo estabamos las dos en el suelo boca arriba, el impacto habia sido tan brusco y con tanta violencia que nos habia lanzado hacia atras. Sin saber que habia pasado y con las tetas doloridas nos sentamos intentando orientarnos, enseguida nos vimos, y de rodillas fuimos a toda velocidad la una contra la otra dandonos un gran abrazo con todas nuestras fuerzas, nuestros pechos estaban comprimidos y se deformaban hacia los lados, el dolor era insoportable, apretabamos los dientes sin dejar de apretar, las lagrimas nos resbalaban por la mejilla hasta pa barbilla y goteaban sobre nuestras tetas, rojas, chafadas y ardientes tetas, emanaban tal calor que nos quemaba la piel, seguimos apretando ya gritando, no pudimos seguir de rodillas y caimosal suelo, de lado una enfrente de la otra, sin dejar de apretar, algunas vertebras crujian de la presion y el dolor era inaguantable, chillamos como locas sin dejar de apretar hasta que no pudimos mas, el abrazo se rompio y quedamos las dos en el suelo mirando al cielo con las manos en las tetas respirando agitadamente, habia pasado mas de una hora y estabamos exaustas

-A: Esto no va a quedar asi, mis tetas son las mejores

-M: Mañana, tu y yo otra vez aqui, vas a ver que tus tetas son una mierda

Sin nisiquiera mirarnos cogimos la camiseta del pijama y nos dirijimos cada una a su casa. Apenas pude dormir esa noche, en parte por el dolor de las tetas, en parte por la ravia de no haber podido reventarle las tetas y por la emocion de volver a enfrentarme a Ana, descansa puta, descansa, mañana veras quien es la mejor de las dos.

domingo, 6 de septiembre de 2020

EL DESPERTAR. PRIMERA PARTE. EL ENCUENTRO DE MERXE Y ANA


 

Esta es la historia de como empezó todo para mi, me llamo Mercedes, pero todos me llaman Merxe, en esa época era una niña de 14 años de la parte rural de murcia (de la huerta como aquí decimos), vivía en una familia modesta sin muchos lujos, pero como la mayoría de familias de la zona, aquí era normal resolver las diferencias con las manos, por lo que he tenido varias peleas tanto con niñas como con niños en la escuela.

A pesar de estar en el colegio ya tenia un cuerpo que muchas adultas envidiaran, era alta para mi edad (1,65m), muy guapa, con cara de ángel, unos ojos castaños grandes, con una larga melena negra, cuerpo moreno, esbelto y tonificado de trabajar el campo después de las clases, y mi mayor orgullo, mis pechos, con una 95D, eran abundantes, con una forma redondeada, firmes y suaves, una areola grande y rosácea oscura, con mis pezones bien alineados ni muy largos pero tampoco cortos, yo pensaba que eran las mejores tetas del mundo, ninguna del colegio podía compararse con mi cuerpo, por lo que las peleas que había tenido las había ganado fácilmente o simplemente no se habían atrevido a pelear conmigo. Ademas, tampoco era una cosa que me interesara mucho, si tenia que pelear lo hacia, pero intentaba que se terminara lo antes posible, esto era así hasta aquel día.

Era el primer año que iba a ir a la fiesta grande de mi ciudad yo sola, al Bando de la Huerta, al vivir en la zona rural había un paseo de mas de media hora, cosa que realmente no me importaba, me levante pronto por la mañana y me puse mi traje de “Huertanica” y me dispuse a pasármelo en grande, mi padre preocupado por que volviera sola de noche por los huertos hablo con el vecino de un par de caminos mas allá y acordaron que su hija y yo fuéramos juntas para que no pasara nada, ella se llamaba Ana, a pesar de ser vecinas y de mi misma edad nunca habíamos hablado, simplemente saludarnos cuando nos cruzábamos. Ana era una chica de pelo negro como yo, y también alta para su edad, nos encontramos en el camino principal y con dos besos nos saludamos cordialmente, no recuerdo haber estado tan cerca de ella nunca, me fije un poco mas detenidamente en ella, era de mi misma esturara, pelo largo, buena figura y piel clara, ojos grandes castaños con cara de niña pilla, todo fue bien de camino, hablamos de clase, de las vacaciones, y alguna trivialidad mas, una vez en Murcia cada una se fue por su lado con sus amigas, quedamos a las 9 de la noche para volver y estar como muy tarde en casa como nuestros padres habían ordenado.

El día paso y yo lo pase genial, incluso me atreví a beber un par de copas, me despedí de mis amigas y fui donde habíamos quedado, al poco llego ella, también algo bebida y nos dispusimos a irnos a casa, de camino un grupo de chico del instituto nos llamaron y nos invitaron a ir con ellos, había uno especialmente guapo. Ana y yo nos miramos y dijimos, por unos minutos tampoco pasara nada, asique fuimos con ellos, enseguida quedo claro que las dos nos interesamos en el mismo chico, el resto de amigos se cansaron y se fueron a buscar alguien que les hiciera caso.

Ana y yo intentábamos llamar su atención y nos interrumpimos cuando hablaba la otra, así pasamos un buen rato hasta que el chico guapo se canso de nosotras y se fue con sus amigos. PERO QUE TARDE QUE ES, sin darnos cuenta ya eran mas de las 10, ya era completamente oscuro y lo único que teníamos para iluminarnos era la luz de la luna, para atajar nos metimos a través de los huerto de limoneros, ambas sin decirnos palabra, enfadadas por lo que había pasado, íbamos prácticamente corriendo, y cruzándonos una con la otra hasta que chocamos. Las dos paramos de golpe y nos mitramos fijamente.

-Ana: Que pasa, no tienes bastante con meterte en medio todo el rato que ahora tienes que estar cruzándote

-Merxe: Eres tu la que no para de cruzarse, ¿que culpa tengo yo que no sepas cuando sobras?

-A: Aquí la única que sobra eres tu Merxe

-M: Si estoy aquí contigo es porque me han obligado, no tengo ni pizca de ganas de estar con una puta como tu

-A: a quien llamas puta, guarra?

Nos miramos durante un instante en silencio y de pronto nos lanzamos la una contra la otra, entrelazando los dedos en el pelo de la otra tirando de un lado para otro, no tardamos en caer al suelo, el voluminoso traje de huertana apenas nos dejaba movernos , parecíamos dos tortugas panza arriba.

Nos separamos y nos incorporamos como pudimos mirándonos fijamente, lejos del camino, en medio de un gran huerto de limoneros.

-M: te vas a arrepentir de esto.

Le decía mientras empezaba a soltar los botones de mi traje

-A: Eres tu la que se va a arrepentir.

Ella también se estaba soltando los botones, mirándonos fijamente con cara de odio, sin apartar las miradas mientras íbamos tirando las prendas hacia atrás hasta que nos quedamos unicamente en ropa interior, con cara de sospesa nuestras miradas se fueron directamente al sujetador, nunca habría pensado que esa niña podría tener semejante pecho, yo que siempre había estado orgullosa del mio ahora miraba con reservas el de Ana, sus ojos no se apartaban de los míos.

-M: Que pasa, nunca vistes un buen par de tetas?

-A: Todos los días veo las miás que son las mejores

Con una mirada todo estaba claro, los sujetadores fueron al suelo y nuestros pechos botaron libres, desafiando la gravedad, no podía creer lo que veía, era como mirarse en un espejo, mas claras de piel y con areolas mas rosacea pero mi mayor orgullo estaban duplicado, apreté los dientes, roja de ira, ella estaba igual, enfurecida.

En un segundo nos habíamos lanzado la una contra la otra gritando, del choque habíamos ido directamente al suelo, ahora si, con libertad de movimientos, nuestros cuerpos muy juntos con las piernas entrelazadas y con las manos unidas en el pelo de la otra rodábamos por el suelo como dos animales, arrancando mechones y volviendo a introducir la mano en el pelo rival a por mas.

Una de las manos bajo por la espalda arañando la con las uñas según iba recorriendo la hasta llevarla casi al culo, yo mientras con la mano derecha seguía amarrada a su pelo mi mano izquierda fue a arañar su linda cara, pero ella soltó mi espalda y entrelazo sus dedos con los míos., ella fue ahora la que soltó mi pelo para atacar mi cara, así que yo tuve que soltarla también para evitar que llegara a su objetivo, así ambas seguimos rodando por el suelo con las manos entrelazadas y las piernas anudadas. Cuando una ganaba la posición superior daba pequeños saltos con el cuerpo para chafar el cuerpo rival contra el suelo, así hasta que cambiaba la posición. Durante un buen rato estuvimos forcejeando en el suelo, sin que ninguna sacara ventaja, ahora las dos de lado mirándonos fijamente.

-M: Eres una puta de mierda.

Le dije mientras le escupía en la cara

-A: Maldita guarra, tu eres la puta.

Ahora fue ella quien me escupió a mi

Esto no hizo mas que encendernos, pero estábamos en punto muerto, las dos estábamos inmóviles esforzándonos por no ceder terreno, Ana lanzo sus dientes contra mi cara que pude mover para que solo me rozara la mejilla, si quería ser una perra yo no iba a ser menos, lance mis dientes hacia ella y después ella hacia mi así sucesivamente, las dentelladas rozaban la cara rival unas con mas acierto otras con menos, hasta que lanzamos una al mismo tiempo chocando cara con cara, nos soltamos de inmediato para llevarnos las manos a la cara, rodamos cada una hacia un lado poniéndonos de rodillas, como podía doler tanto este golpe, algo caliente recorría mis manos y caía hasta mi pecho, mire mi mano y la tenia llena de sangre que caía abundantemente de mi nariz, mire con rabia a Ana, ella también le había saltado la nariz y la sangre se le escurría entre los dedos , tenia varios arañazos en la cara de mis dientes, el cuerpo bañado de sudor y barro, y sus pechos estaban bañados en sangre, enseguida comprendí que su aspecto no era muy diferente al mio.

Las dos salimos corriendo la una contra la otra, nuestros ensangrentados pechos chocaron bruscamente haciéndonos retroceder un par de pasos por el impacto, inmediatamente recuperamos el equilibrio y lanzamos el puño derecho contra la mandíbula rival, el golpe hizo que las dos claváramos la rodilla en el suelo, sin levantarnos una lluvia de golpes fue en la dirección de la otra, sin ninguna intención de protegernos solo nos preocupábamos de dar golpe por golpe, tras un duro intercambio Ana se lanzo encima miá haciéndome caer de espaldas con ella encima con su cabeza a la altura de mi pecho, lo que aprovecho para clavar sus dientes en el. El grito que di resonó por todo el huerto, mis uñas recorrieron su cara dejando surcos de sangre por donde pasaban, fue ella ahora la que grito, haciéndose para atrás para evitar mis uñas y cayendo de culo, me puse de rodillas y ella hizo lo mismo, las dos no nos quitábamos el ojo de encima, respirando con dificultad exhaustas pero sin ninguna intención de parar, lance mis uñas contra ella y dieron en el blanco, habían dejado marca en sus preciosos pechos, pero antes que pudiera alegrarme un zarpazo había recorrido los míos., loca de ira agarre sus tetas y las apreté con todas las fuerzas que me quedaban clavando mis uñas en ellas, sus garras cosieron las miás devolviéndome el favor, ambas apretando con todo nuestro ser mientras gritábamos a pleno pulmón sin soltarnos nos apoyamos en el hombro rival clavando ahí nuestros dientes, para ahogar el grito y mordimos y mordimos hasta que tuvimos la boca llena de sangre, Ana y yo casi al mismo tiempo nos empujamos para separarnos, apenas pudimos ponernos en pie, tambalenadonos fuimos la una hacia la otra, frente a frente otra vez Ana golpeo mi estomago, una bocanada de saliva la cubrió, ahora fui yo la que la golpeo en el estomago, Ana y yo nos ampollamos la una en la otra para no caer redondas al suelo, rodee su cuello con mis manos y apreté con las pocas fuerzas que me quedaban, note como mis uñas se clavaban y como sus manos envolvían mi cuello y empezaba a apretar, las dos apretábamos y ninguna soltaba, apenas podía respirar, todo daba vueltas, caímos de rodillas pero seguimos apretando , después caímos una al lado de la otra al suelo, pero seguimos apretando, todo se ponía negro y nuestras manos se soltaban, según entro el aire a nuestros pulmones empezamos a toser, apenas puedo moverme pero no voy a dejar que esta puta se salga con la suya, paso mis brazos a su alrededor, y empiezo a comprimir su cuerpo contra el mio, ella también me abraza y nos estrujamos mutuamente, nuestras piernas vuelven a entrelazarse, ninguna quiere ceder, nariz con nariz nos miramos fijamente mientras lloramos como las niñas que somos, abre la boca y yo la miá y nuestro dientes chocan mientras nos mordemos boca a boca como dos animales, la sangre de nuestras narices sigue cayendo ahora sumada ala de nuestras encías, seguimos apretando, los pechos van a reventar, seguimos apretando, no podemos apenas respirar, seguimos apretando, todo se vuelve negro, dejamos de apretar.

Al día siguiente nuestro padres nos encontraron en el abrazo mortal con los dientes de la una mordiendo a los de la otra, en el suelo, cubiertas de heridas y sangre. Corriendo nos llevaron a la casa de socorro, todo estaba bien, no había daños grabes salvo el de nuestro amor propio, en el camino de al lado de casa había encontrado a mi nemesis.

Cuando llegamos a casa nuestro padre nos dieron la bronca de nuestras vidas, nos castigaron dos meses sin salir de casa y por supuesto nos prohibieron volver a vernos, pero no podía sacarte de mi cabeza, Ana, cuando volveremos a vernos?